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jueves, 18 de junio de 2009

Titiritero, te cuelgan los hilos


Titiritero, te cuelgan los hilos (1)

En el camino se encontraron. Andaban casi igual, con sus cosas, sus trapos, sus muñecos. En fin, para qué más. El mundo había avanzado, pero para qué mas …
- De nuevo en la ruta, compañero? … -preguntó El Barrigón
- Siempre en la ruta. -contestó el largo
- ¡Qué!. A mi, esos, no me agarran. Mi arte no tiene lugar ….
- La mía tampoco. Sentémonos por aquí, descansemos. ¡Bebamos! ¿Tiene vino?.
- Siempre …
- Entonces, sáquelo.
- Si pero es mío.
- Todo suyo. Pero el vino sin amigos ¿sería vino?.
- En eso tiene razón.- Mucha razón …
- Algo de razón …. Está bien, descorcho y brindamos.
- ¡Fuera tapón! ¡Vengan las alegrías!.
- ¿Dijo alergia?. ¿Tiene alergia?. Lo guardo, no vaya a ser cosa que …
- ¡Alegría!. ¡Alegría! …
- ¡Ah!. Está alegre. Se ve que le regalan las cosas. Y yo, con estas suelasgastadas, ni un real en los bolsillos ….

Con enfado, y cierta resistencia, El Barrigón destapó la botella con los dientes. Entre tanto, El Largo tenía preparado su jarro.

- No se tarde tanto, hombre -dijo El Largo
- Ya, ya. Parece que se le va la vida en este vino
- ¿La vida?. ¡Qué va!
- La vida
- ¿La vida?. ¡Qué va!
- ¡La vida!. Sordo. Tome, beba ….

El barrigón sirvió en el jarro. Luego se dispuso a beber del pico de la botella; pero antes, dudando, miró a su acompañante:

- Creo que así no es. -dijo El Barrigón- La cosa no es así …
- ¿Qué cosa?
- Esa … - dijo, señalando al jarro.
- Sí, lo sé. Es una lata. ¡Pero qué va!. Echemos ese trago …
- ¡No señor!. Si yo doy el vino, lo justo es que yo tome de la lata, digo la copa.
- ¡Qué descortesía!. Yo soy el invitado. ¿Dónde voy a tomar?. ¿Del pico?. Del pico toman los borrachos …
- Bueno, del pico no.
- Entonces ….- Ya sé….

El Barrigón apoyó la botella en el suelo, flexionó una pierna y se quitó el zapato derecho. Lo olió y lo entregó a su compañero.

- Acá tiene, beba -propuso El Barrigón.
- ¿Esto? -preguntó perplejo El Largo, al tiempo que revisaba el zapato.
- Eso. Es el derecho ¿qué más quiere?.
- Sí, está bien. Pero tiene un agujero en la suela.
- La suela, la suela. Pero no sea flojo, hombre. Le ponemos el corcho y santoremedio.

El Barrigón arrebató el zapato de la mano del aquél y, enérgicamente, colocó el corcho de la botella en el agujero del la suela.

- ¡A la perfección!. Y ahora, beba … -decía El Barrigón, mientras que servia vino en el zapato- … Esto hace linda la vida. ¡Tome!.
- Je, je, qué bueno.

El Largo tomó el zapato derecho con su mano y dudando dijo:
-¡Salud!. Y se lo bebió de un solo trago. El Barrigón hizo lo mismo.

No se sabe si las condiciones del zapato derecho de El Barrigón ayudaron a fermentar el vino, o este ya estaba rancio; lo cierto es que El Largo dijo algo ininteligible y luego cayó de espaldas en el piso.

- A lo lejos, lejos, mi luna plomo se come como el queso, eso, eso … -dijo El Largo y se durmió. Barrigón, solo y sin remedio, se puso a cantar:

- Canto, que canto
ahí viene el Nazareno
quítale esos maderos
¡Déjalo caminar!.

Estuvo un rato así, bebiendo y cantando. Sentía que la nariz le pesaba y tomaba impulso propio, como si quisiera volar. Si en ese momento se hubiera visto, pensaría que su cara era un huerto de remolachas.

- ¡Déjalo caminar! …

Hizo silencio y se acostó. Le costaba respirar. Reconozcámoslo: El Barrigón no llevaba su apodo en vano. Su vientre hubiese servido para hacer un paraguas o un techo. Y le pesaba. Mas ahora, que estaba lleno de vino rancio.

Hubo problemas en la fauna del lugar, cuando emitió un eructo. El sonido y lo inflamable de los gases que salían de su garganta espantaron a mas de un inocente grillo. Ni hablar cuando la gravedad hizo el resto, y los gases fueron empujados hacia otros conductos.

En eso estaba El barrigón, tratando de acomodar los cuadrantes. Tantos siglos de geometría se habían ido al demonio; ya no existía el ángulo o la línea recta. La esencia de los círculos, su alma, ya no eran los famosos 3,14.Había conseguido su limbo propio.

Pero de repente, de la nada, esa nada etílica, surgió una voz ronca, carrasposa y temerosa. El Barrigón creyó olerla; luego desistió: falsa alarma. Fue un pedo suyo. Pero la voz, ahí estaba.

- Pobre hombre hecho con jirones. ¡ja, ja, ja!
- ¡Quién habla! -preguntó temeroso El Barrigón.
- Soy yo. Tu me conoces bien. Siempre has metido tu mano en mi.
- ¿Eres un angelito? -preguntó El Barrigón, que no acertaba entre olores, mareos y remolachas – ¡Un angelito!. Siempre son angelitos … o diablitos. ¿Eres un diablito?
- No, viejo lamentable. Tu me conoces. Tu me das vida. Te crees Dios cuando me presentas. Soy tu creación …
- Ya sé, ya sé. Eres mi torpe criatura hecha de cartón y trapo.
- Como tú. Cartón y trapo …
- Pero ¿Dónde estás?. No te veo.
- Estoy muy cerca, tan cerca que no puedes verme. Es que estás tan ocupado contigo, que ya no puedes verme. Sin embargo, estoy aquí.
- ¡Ah, lo sé!. Es una señal, un mensaje.- ¿Un mensaje?. ¡No!.
- Sí, un mensaje. Como el que le llegó a mi prima La Casta: un día, paseando en bicicleta, chocó contra un árbol y cayó sobre el caño del medio. Ahí dijo: “esto es un mensaje. Esto ya no es para mi”.
- ¿La bicicleta?
- No, la castidad.
- Qué ciego eres. No quieres ver. Estoy aquí para mostrarte que tú también eres una criatura; que en cualquier momento puedes quedar arrumbado en un baúl.
- Ah, uno de mis muñecos es filósofo. Mire usted, que magnificencia la mía. ¡Bebe marioneta! –luego dio un gran trago de la botella.
- Que necedad. Tendré que dar por finalizado esto. Pero antes, me llevaré algo que ya no te sirve.

De la nada, saltó al camino un pequeño ser grotesco, que en su mano llevaba uncorazón. El Barrigón tardó en identificarlo. Mientras tanto, el pequeño se alejaba.
El barrigón, al fin, dio con su memoria: aquella criatura fue su primer muñeco. Y aquello rojo, era su propio corazón.

Excitado, quiso incorporarse; pero sus piernas se doblaron, sus brazos colgaron y su cabeza pendía inútil del cuello, al tiempo que desde arriba caían los hilos que amarraban sus extremidades.

(1) Este cuento lo publiqué por vez primera en http://www.titerenet.com/, página de difusión del teatro de títeres.

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